Deiver llegó a Palmar de Varela con su familia en el año 2004, luego de dejar su pueblo Becerril en el departamento del Cesar, en búsqueda de nuevas oportunidades.
Palmar de Varela se convirtió en la oportunidad de vivir nuevas experiencias para Deiver, quien gracias a su esfuerzo, hoy se desempeña en nuestra planta como Mecánico de Taller Nivel 2.
Durante toda su vida, Deiver se ha esforzado por aportar económicamente en su hogar. Por eso, recuerda con cariño aquellas veces en las que acompañaba a su papá en las labores del campo y luego lo ayudaba a distribuir las cosechas en su camión. Durante los trayectos, Deiver aprovechaba para hacer las tareas del colegio.
Fue así como creció con vocación para trabajar, sin dejar de lado su pasión por aprender. Cuando se graduó del bachillerato, se presentó varias veces al Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA), a una Técnica en Mecánica de Motores Diesel. Aunque en repetidas ocasiones no alcanzó un cupo, persistió hasta lograrlo.
Deiver crece con Ternium en Palmar de Varela
Deiver crece con Ternium en Palmar de Varela
El reto de la educación
Con su propósito firme de ingresar al SENA, Deiver empezó sus estudios en mecánica. “Mi papá siempre ahorró porque quería que yo siguiera estudiando, y me compró una moto para poder ir los sábados y los domingos a Barranquilla. Empecé mecánica en una corporación, pero siempre teniendo en mente que quería hacer la técnica”, cuenta Deiver.
Después de presentarse por varios años a la técnica en el SENA, en el 2014 logró obtener un cupo. Luego, en el 2015 hizo sus prácticas en la Naviera Fluvial de Barranquilla. “Fue un sueño cumplido, porque de niño acompañaba a mi papá a cultivar a la orilla del río Magdalena y por ahí pasaban los remolcadores. Entonces, yo los veía y soñaba con estar en uno. Justo mis prácticas fueron reparando los motores de los remolcadores”, recuerda.
“Me fue muy bien y me iban a contratar como navegante, pero me tocaba pasar veintiún días en el río y descansar siete, entonces no iba a poder estudiar y yo no quería abandonar mi meta”, afirma. Así que decidió no aceptar la propuesta laboral, y mientras seguía trabajando para apoyar la economía de su casa, se enfocó en pasar a la Tecnología en Mantenimiento Mecatrónico de Automotores en el SENA.
Misión cumplida
El 2018 fue un año retador para él. Logró ingresar al SENA para empezar la tecnología, trabajaba en una legumbrería y luego llegó Ternium al municipio para investigar y posteriormente iniciar la construcción de su planta, por lo que decidió inscribirse en las capacitaciones que dictaba la empresa a través del SENA. Con estos tres grandes compromisos pudo medir su disciplina y su determinación.
“Yo trabajaba, más o menos, hasta las dos de la tarde, me acostaba a dormir, me levantaba para hacer los cursos de Ternium de seis a nueve de la noche y de nueve a cinco de la mañana hacía la tecnología. Los fines de semana tampoco era fácil descansar porque debía cumplir con mi trabajo”, resalta.
A pesar de lo complejo y del tiempo que debía dedicar a sus responsabilidades, terminó sus estudios en septiembre de 2019. Después de finalizar algunos cursos de Ternium, participó en una etapa de selección. En noviembre asistió a una entrevista en la que conoció el perfil que buscaba la empresa y las funciones.
Luego de pasar cada filtro recibió una llamada en la que le informaron que había sido seleccionado para ser parte de Ternium y que debía empezar su inducción. Eran sus primeros días en una empresa que estaba consolidando su planta en la Costa Caribe. “Todo se estaba montando, entonces fui aprendiendo sobre las máquinas y realmente me enamoré de la empresa”, manifiesta Deiver.
Aprendizajes y nuevas experiencias
Con su llegada a Ternium, sumó nuevos conocimientos a los que ya había adquirido en sus años de estudio. Además, resalta que aprendió a conocer las máquinas, a hacer ensambles, montajes y, lo más importante de todo, a tener confianza en sus capacidades y en el valor de su trabajo.
“Yo entré al área que recibía la materia prima, como Auxiliar de Zona de Acabados. Luego, pasé al taller y fue donde aprendí a reparar las máquinas, que es lo que hoy en día hago. En noviembre de 2020 firmé mi contrato como Mecánico de Taller Nivel 1”, comenta.
Los cambios de cargo que ha vivido han sido gracias al Plan Carrera de Ternium, que les permite a los colaboradores crecer dentro de la empresa. “Podemos capacitarnos en diferentes áreas, presentar exámenes y avanzar de acuerdo con nuestro desempeño”, explica Deiver, quien ya hoy ejerce como Mecánico de Taller Nivel 2.
“Poco a poco fui adquiriendo más conocimientos, era más rápido para diagnosticar y reparar las máquinas. Entonces, después de unos meses pude ascender. Para mí ha sido un sueño realizado, porque desde niño me tocó muy duro, entonces había cosas que uno veía como inalcanzables. Ahora he logrado cumplir muchos sueños y me siento muy satisfecho por la confianza que la empresa ha puesto en mí”, agrega.
Así el camino se ponga difícil, Deiver está listo para afrontarlo y seguir creciendo. “Yo aspiro poder inscribirme en la universidad para ser profesional, me gustaría estudiar Ingeniería Industrial, porque siento que es una carrera que me puede servir mucho dentro de la empresa”, concluye.
En Ternium estamos convencidos de que la educación y la perseverancia son la combinación ideal para el éxito. Por eso, nos enfocamos en la generación de empleos de calidad para aportar a la economía del municipio y de todo el país.