Después de más de dos décadas al servicio, Humberto Calle, Jefe de Construcción y Estructuras, culmina un ciclo marcado por negociaciones estratégicas, relaciones gremiales de alto valor y un legado profesional que hoy es reconocido por colegas, directivos y aliados del sector.
Cuando Humberto Calle recuerda su trayectoria, no habla de cargos ni de títulos. Habla de personas, de obras que impactaron el país y de los cambios que vio evolucionar desde el interior de la organización. Su historia laboral comenzó en 1977, en el mundo de los empaques plásticos, primero con Gilpa S.A. en Bogotá y luego con Crizasa S.A. en Medellín, donde ejerció labores comerciales en sectores tan diversos como disqueras, comestibles, confecciones y grandes superficies.
Sin embargo, fue a finales de 1978, al vincularse a Ralco S.A., cuando descubrió el universo de la construcción y la infraestructura. Allí permaneció dieciocho años y asumió responsabilidades en los Santanderes, Antioquia y el Eje Cafetero. Esa experiencia le abrió las puertas para un breve paso por la Organización Jhon Restrepo y Cía., desde donde, en 1999, ingresó al Grupo Ferrasa, viviendo todas las transformaciones de la empresa hasta la consolidación de Ternium en Colombia.
Desde su llegada, tuvo una relación cercana con gremios como Camacol, Cámara Colombiana de Infraestructura y Fenalco, lo que fortaleció la presencia institucional de la compañía en escenarios estratégicos. Su aporte fue decisivo en negociaciones de gran escala para el país. Él mismo lo resume así: “Participé de negociaciones de mucha envergadura como las vías 4G, las represas del Quimbo, Hidroituango, el Nuevo Puente Pumarejo, Puerto Antioquia… Esto me llenó de satisfacción.”
Ese trasegar lo realizó con equipos diversos y colegas que marcaron profundamente su historia. Entre ellos recuerda a Orlando Sierra, cuyo fallecimiento considera uno de los episodios más difíciles en su vida laboral. También menciona con gratitud a Jorge López, con quien comenzó hace veintiséis años; a Natalia Henao y Andrés Julián Giraldo, con quienes vivió “pasajes inolvidables” atendiendo clientes y recorriendo obras relevantes del país.
En su etapa más reciente, trabajó mano a mano con Luis Gil en proyectos retadores, como Puerto Antioquia. De ese periodo conserva anécdotas que reflejan el compromiso de ambos: “Vivimos momentos simpáticos, como un paro en el Urabá Antioqueño que nos tocó hacer de todo para llegar al aeropuerto de Apartadó.” También destaca su relación con Luz Adiela Jaramillo, a quien reconoce como “una gran líder” con quien compartió la dirección del equipo comercial de construcción y con quien enfrentó desafíos que dejaron logros significativos.
Más allá de la gestión comercial, Calle deja una marca indeleble en la cultura de la compañía. Su liderazgo se distinguió por la cercanía, la coherencia y la capacidad de construir relaciones basadas en la confianza. Sus palabras lo confirman: “Cosas buenas me las llevo todas: amistades, crecimiento personal y laboral. A Ternium y a sus directivas solo palabras de agradecimiento.”
Hoy, su historia se convierte en referente para las nuevas generaciones de la compañía. Su liderazgo deja aprendizajes valiosos: la importancia de mantener vínculos sólidos con el sector, la necesidad de comprender las obras no solo desde su dimensión técnica sino también desde su impacto social, y el valor de trabajar en equipo para alcanzar metas de alta complejidad.
La organización reconoce en él a un profesional íntegro que aportó visión, estabilidad y humanidad. Más que cerrar una etapa, Humberto Calle abre un nuevo capítulo con la tranquilidad de haber construido un camino sólido. Y Ternium, con gratitud, honra su paso recordando sus propias palabras, quizá las que mejor resumen su esencia: “De cada uno aprendí mucho y llevo en mi corazón gratitud.”
Este homenaje es, sobre todo, un agradecimiento por su dedicación, su entrega y la huella que deja en la historia de la compañía. Su paso por Ternium permanece como un ejemplo de liderazgo, compromiso y vocación de servicio.