¿El acero oxidado debe desecharse? ¿Cuándo es solo una señal superficial y cuándo es un riesgo real? En este artículo te respondemos esas preguntas frecuentes y te explicamos por qué no todo cambio en la apariencia del acero compromete su calidad.
Imagina que compras varias barras corrugadas para un proyecto de construcción, pero las dejas un tiempo guardadas y cuando ya las vas a usar, notas que tienen algunas manchas rojizas. ¿Qué piensas? ¿Tu acero se dañó o todavía puedes usarlo? ¡La respuesta es que no hay razón para alarmarse! La oxidación es un fenómeno común en el acero expuesto al ambiente antes de ser instalado y no implica la pérdida de calidad o seguridad. Contrario a la corrosión. Veamos cuáles son sus diferencias.
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¿Qué es la oxidación y por qué no siempre es un problema?
La oxidación es una reacción natural del acero al entrar en contacto con el oxígeno del aire. Como resultado, se forma una capa superficial de óxido, generalmente rojiza o anaranjada, que en la mayoría de los casos no compromete la integridad del material.
De hecho, en productos como el acero corrugado para construcción, esta capa superficial de óxido no solo es inofensiva, sino que puede favorecer la adherencia del concreto. Al formar una superficie rugosa, el óxido contribuye a una mejor fijación entre el acero y el material estructural. Por eso, en contextos normales, esta oxidación es una fase natural y no representa un riesgo.
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Corrosión: cuando el deterioro sí compromete el material
La corrosión, en cambio, es una degradación más profunda y peligrosa. Ocurre cuando el acero permanece expuesto por largos periodos y sin protección adecuada a agentes como humedad constante, atmósferas salinas o sustancias químicas. En estos casos, el material puede presentar picaduras, pérdida de espesor e incluso perforaciones.
En zonas costeras o industriales, por ejemplo, el riesgo de corrosión es mucho mayor. Según la World Steel Association , estos entornos generan condiciones de mayor deterioro para estructuras metálicas. Por eso, se recomiendan soluciones específicas como aceros galvanizados, recubrimientos anticorrosivos o tecnologías como la protección catódica.
En Ternium, fabricamos aceros bajo normas técnicas exigentes, incluyendo líneas especiales como el acero galvanizado, recubierto con zinc para proteger contra la corrosión. Este tipo de producto es ideal para estructuras expuestas, como naves industriales, silos o techos metálicos, ya que combina protección con estética y reflexión térmica.
Elegir acero no es solo una decisión técnica, es una apuesta por la confianza y la seguridad. En Ternium, desarrollamos productos con trazabilidad, control de calidad y un respaldo técnico permanente. Así, cada lámina, barra o rollo que sale de nuestras plantas está listo para enfrentar su entorno, conservar su desempeño y aportar a estructuras seguras, resistentes y sostenibles.
Sabemos que la fortaleza del acero no se mide solo por su apariencia, sino por su desempeño a lo largo del tiempo. Por eso, detrás de cada producto que fabricamos, hay un compromiso firme con la calidad, la normativa y la confianza de quienes hacen fuerte a Colombia.